PREGÓN DE SEMANA SANTA –2011

 

Pregonera: Dª. Juani Pérez Rojas.

 

Cortes de la Frontera , 15 de Abril de 2011.

 

 

Buenas noches Señor, aquí estoy ante ti para darte las gracias por el bien que de ti recibo cada día. Gracias porque me dejas sentir tu perdón por mis múltiples faltas, gracias por conservar en mi alma la Fe, la Esperanza y la Caridad. Gracias Señor por el hermoso regalo de la vida.

Reverendísimo señor Párroco, director espiritual de Nuestra Hermandad de Jesús en su Pasión y María Santísima de los Dolores, desde aquí aprovecho para saludar a toda la Junta de Gobierno para animaros a seguir adelante con este compromiso, también daros un gran abrazo y las gracias por haberme propuesto para este pregón, pues ha sido para mí una alegría inmensa.

Doy también un saludo al Señor Alcalde y a todas las autoridades aquí presentes y doy las gracias al Señor José Camacho por sus palabras tan hermosas hacia mi persona.

Sé que no me acompañan los valores académicos suficientes para hacer un pregón de bella narrativa y brillante oratoria. Pero para mí, más que un pregón, es poner voz a mis sentimientos. Y ahora con el permiso de ustedes, le dedico este pregón muy especialmente a mi familia, que siempre están conmigo en lo que hago, a mis padres que me quisieron con toda el alma, y en la seguridad de que están siendo mudos testigos desde la otra vida.

También se lo dedico a todas aquellas personas con las que me he cruzado en la vida, a todas, mi más profundo respeto y mi agradecimiento, porque de todas he aprendido cosas importantes y con todas estoy en deuda. Y pido humildemente perdón, si en algún momento no estoy a la altura de los grandes pregoneros que me han precedido. Muchas gracias.

Y a ti, madre de Dios, y Madre nuestra, que nos socorres en los momentos más difíciles, que con esos ojos misericordiosos, me haces pensar que una de las más bellas ocupaciones de tu amor maternal es mirar y guiar nuestros pasos, a veces equivocados o perdidos. Van para ti estos versos:

No sé cómo está más guapa
La Virgen de los Dolores,
Si con su vestido y manto antiguo
O con su vestido "Brocao" y manto negro.
No sé cómo está más guapa
La Virgen de los Dolores,
Si un sábado cualquiera
O un domingo de Cuaresma.
Se va un año y viene otro,
Pero ella siempre se queda
Y nosotros preguntando
Con qué está más guapa ella.
Y nadie sabe decirlo
Ni aproximarse siquiera
Pues todo lo que se pone
Lleva su hermosura impresa.
Y vuelve loco a su pueblo
De Cortes de la frontera
Y sabe que a la virgen de los Dolores
No hay nadie que no la quiera.
Se va un año y viene otro
Pero ella siempre se queda.

Esta Parroquia me ha visto crecer, donde me han sucedido tantos acontecimientos importantes en mi vida y aquí, con mi vivencias, recuerdos, pensamientos, sensaciones e inquietudes. Esta noche quiero compartir contigo una vez más, mis alegrías y pesares y ya paso a dar rienda suelta a mis sentimientos.

La Semana Santa es, en primer lugar, y esto no podemos olvidarlo, una manifestación pública de nuestra Fe en la cual celebramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, Hijo de Dios y no tiene sentido sacar nuestros Santos si no hay un mandamiento de Fe.

Cada uno de nosotros vive la Semana Santa de forma particular, quizás con distintos grados de intensidad, de Fe o de coherencia, pero a todos nos llega el mensaje de Jesús, todos tenemos que aprender de esta conmemoración.

A lo largo de mi vida he tenido muchas dudas de Fe, muchos bajones de no estar segura si merece la pena seguir a Jesús. En mi interior hay una mezcla de sentimientos contradictorios pero desde lo más profundo de mí ser, siento lo que me dijo un buen amigo, he de dejar a Dios que haga su trabajo y todo irá sobre ruedas, he de fiarme de Dios y dejarme llevar por Él.

Y con este conocimiento de sentirme amada os explico un poco mi forma de ver y entender la Semana Santa, pues ha llegado el momento de emocionarnos en la salida y de rezar en silencio en la recogida.

Como todos sabéis, no empieza hoy, sino el Miércoles de Ceniza. Tenemos en este tiempo de cuaresma, tiempo de oración, tiempo de conversión, tiempo de reconocer que no somos perfectos, tenemos la oportunidad de cambiar de vida y vivir como Jesús espera que vivamos y después de este tiempo estamos preparados para vivir esta semana intensamente, tanto en el interior de Nuestra Parroquia como fuera de ella. Es tiempo de saborear la misericordia de Dios.

Amanece el Domingo de Ramos, y Jesús entra triunfal montado en una burrita, va adornado con espinos amarillos del campo, oliendo a primavera, así es como yo lo recuerdo de niña y así es como a mí me gusta. Va rodeado de chiquillos y mayores con sus ramitas de olivo en las manos, pasea por las calles hasta llegar al Templo en el cual se celebra la Santa Misa y todos tenemos que nutrirnos de la Palabra y del Pan de vida eterna, inseparables entre ellos. La presencia amorosa de Dios a través de su Palabra es antorcha que disipa las tinieblas del miedo e ilumina el camino también en los momentos más difíciles.

El tiempo corre vertiginosamente, se desboca en una alocada sucesión de días y preparativos hasta alcanzar la noche del Miércoles Santo. Y tú Padre Jesús, atado a la columna, el cuerpo encorvado, triste, dulce y serena la mirada y mostrando en tu rostro el dolor, vas con pasos lentos por las calles de mi pueblo y pasas Señor ante mí y a tu paso, al verte así, con una oración te nombro, como siempre te nombré, sin tener claro si es Fe lo que me empuja a rezarte o saber que no puedo dejar que cargues con todas mis debilidades.

Y Jesús nos invita a vivir desde su Espíritu, construir su Reino, luchar para que todos los hombres puedan vivir con la dignidad de hijos de Dios y con la solidaridad de Hermanos, luchar y vivir en libertad, paz comprensión, tolerancia, justicia, amor y felicidad y es que tan sólo desde las profundidades del alma podremos amar al prójimo como a nosotros mismos, podremos evitar los obstáculos que impiden que hagamos por los demás lo que nos gustaría que hiciesen por nosotros.

Jueves Santo, día del amor fraterno, y yo te pregunto Jesús: ¿Por qué resulta tan difícil vivir según tus enseñanzas?

No dijiste nunca que escogiera a la gente más agradable, al más poderoso, al que me cae bien. Dijiste que mis preferidos han de ser los tuyos, que he de arrodillarme a lavar los pies al pobre, al oprimido, al que sufre , al niño, al que es rechazado por los demás, a cogerle con los brazos abiertos, igual que el Padre abraza al Hijo, Hijo que se marcha de casa del Padre, igual que yo me marcho tantas veces y no me resulta nada difícil reconocer esto, rabia, resentimiento, celos, envidia, vanidad, codicia, son señales que me indican que me he ido de casa y me ocurre con bastante frecuencia, pero miro tu imagen de Padre con los brazos abiertos, esperándome, invitándome a poner mi cabeza en tu pecho y dejarme acariciar por tu voz, llamándome hija tuya.

Llega la media noche, y me postro de rodillas ante Ti, una hora, y qué hora más Santa, de conversaciones en silencio, Tú y yo a solas, rodeados de gente pero a solas; Qué te puedo decir. Te he visto antes en procesión cargando una cruz, todos te seguimos junto a la Virgen de los Dolores, Madre mía, que en tu desconsuelo sigues a tu Hijo en agonía con una cruz a sus espaldas que no es otra que la mía.

Ella, la Virgen de los Dolores, más afligida que el día de ayer, busca a su Hijo, desconsolada y angustiada, su hijo va a morir en la cruz que Él mismo transporta. Por fin la encuentra San Juan, discípulo, amado, callado, fiel y afligido, señalando con el dedo vienes siguiendo a Jesús y tú serás con María el que estarás este día al mismo pie de la cruz. Os acompaña María Magdalena, que con sus manos abraza una cruz mirando el cielo, suplicando por la vida de su Maestro.

Con pasos delicados y firmes, los jóvenes llevan las imágenes con respeto y devoción. Sus rostros de juventud reflejan la ilusión que les produce llevar a hombros tan venerables imágenes.

Suena una saeta, la pena hecha plegaria, voces que se elevan al cielo en forma de poesía.

Tras nuestras imágenes la Banda de música y las de tambores y cornetas, tapizando los pasos con flores de notas musicales.

En la Alameda, lugar donde todos hemos jugado de pequeño, hoy sirve de escenario para ver cómo una madre rota de dolor acompaña a su hijo y le ve caer tres veces aguardando con aceptación la llegada de su muerte. Llora y todos lloramos contigo.

El padre José Luis Martín Descalzo narró con toda piedad y devoción el encuentro de madre e hijo, lleno de dolor.

"Se miran
y en la mirada se abrazan sus almas
y el dolor de los dos disminuye
al saberse acompañados
y el dolor de los dos crece
al saber que el otro sufre
y luego los dos se olvidan de sus dolores
para unirse en la aceptación
es ahí, en la común entrega
donde se sienten verdadera y definitivamente unidos.

Lo que en realidad distingue a estos dos corazones de todos cuantos han existido, no es la plenitud de su dolor, sino la plenitud de su entrega. Quizás otros han sufrido tanto como ellos pero nadie lo hizo tan amorosa y voluntariamente."

Solo hay un encuentro auténtico en las horas difíciles. Qué bien lo sabes señor: ¡Tú sí que nos sales al encuentro cada vez que te necesitamos! ¡Qué bien lo entiendes!, que alivias nuestros pesos y compartes nuestras cargas.

Y para eso sólo he de perdonar y liberar mi corazón del pasado. Mi alma no se cansa de alabarte.

Mañana de Viernes Santo, el sol apunta de lejos, cuando un grupo de personas, cada vez somos más, empezamos el Vía Crucis. Se va recorriendo cada estación, recordando el sufrimiento de Jesús en cada parada. Porque todavía hay quien camina con cruz al hombro, porque mientras que haya quien mire el pan con tristeza por no tenerlo, el hombre no dormirá tranquilo, mientras haya enfermos sin nadie a su lado, jóvenes en las drogas, personas sin trabajo, mujeres maltratadas, niños explotados. Nuestra vida debe de estar profundamente impregnada de continuada actitud de servicio a quienes nos rodea.

Algo mas tarde del mismo día, Jesús crucificado, pasará en su cruz, hincada en un calvario de preciosos lirios silvestres. Es el día de Pasión y Muerte del Señor.

Con su muerte en la cruz, Jesús se hace plenamente humano, solidarizándose con todos los hombres y mujeres que sufren.

La suprema prueba de Amor de Dios para con nosotros, fue hacerse débil, sólo el que ama es vulnerable.

En la cruz de Jesús encontramos en el dolor físico una prueba de amor incondicional. En la cruz, Jesús nos dio más que su vida y muestra salvación; nos entregó un rostro materno de Dios.

Una imagen desgarradora es ver la Virgen de las Angustias con el cuerpo de Jesús en su regazo amoroso de madre, abrazando al Hijo de sus entrañas.

La celebración de los Oficios del Viernes Santo es muy significativa, en la cual se destaca la lectura de la Pasión según San Juan y la adoración de la cruz, que es presentada a la Iglesia y a la que todos los presentes nos dirigimos para besarla mientras cantamos "Victoria, tu reinarás ¡oh cruz!, tu nos salvarás".

Besar la cruz significa estar dispuesto a aceptarla. Este rito es el testimonio de nuestro deseo de poner nuestra vida en manos de Dios, como Jesús, para bien del mundo.

Cayendo ya la noche, el Santo Entierro recorre las calles, en una urna de cristal donde puedes contemplar al Señor muerto, el pueblo, en absoluto silencio, aporta al cortejo la sinceridad de sus dolientes, sentimientos, escalofríos a flor de piel, el corazón encogido, solo roto el silencio por el golpeo de los palillos de un tambor.

Es una noche estrellada y profunda. De repente todo se paraliza, es la Virgen, la Soledad, es el punto culminante de la Pasión.

La Virgen de los Dolores vestida de negro luto, camina en silencio en la total carencia de compañía y mucho más cuando se ha alcanzado tan desdichada situación a causa de la muerte de un hijo, siempre tan amado.

La muerte es muy fría, y fría se hace la noche, camina junto al pueblo que la adora, vamos rezando acompañando en el dolor.

Y por fin Sábado Santo, sábado de Gloria, Cristo Resucitado, la luz sobre las tinieblas, el amor sobre el sufrimiento. Cristo es agua viva, velas pequeñas encendidas en el fuego, símbolo de la luz de Cristo en nuestra vida. La muerte ha sido vencida por Jesucristo, ha resucitado, no nos defrauda. Está ahora aquí, en medio de nosotros.

La salvación para todo un pueblo.

Es en la Resurrección de Jesucristo donde la Fe toma sentido, con esta certeza de que Jesús siempre está vivo con nosotros.

Nuestra Parroquia se llena de alegría, niños, mayores, todos oyendo la misa, participando de ella, engalanada con mil flores, las campanas volverán a sonar con júbilo al cantar el Gloria, la luz que ilumina al mundo y a la propia vida, volverá a flamear en el cirio pascual y el agua que regenera al hombre y lo reconcilia con Dios, caerá sobre nuestras cabezas y la esperanza en que su resurrección será también la nuestra y que la Gloria prometida alcanzará algún día a la Humanidad.

La imagen parece tomar vida cuando sale a la calle, no hay lugar para el silencio. Todos son expresiones de alegría y cantos.

Ahora sólo queda que cada uno de nuestros corazones viva en su interior la Semana Santa como ha de vivirse, que en nuestros corazones esté el hermano que nos necesita y vivamos conforme al ejemplo de Jesús, no hoy, ni mañana, ni pasado sino durante todo el año.

Pues en una sociedad que se aprecia de ser cristiana, no puede por más entender el mensaje de Jesús y aplicar su mandamiento, tiene que entender que el respeto no es incompatible con el afecto, que la libertad no lo es con la obligación, que el orden no lo es con la igualdad y que todos los valores podemos y debemos cultivarlos al mismo tiempo como hizo Él.

En una celebración cristiana como la Semana Santa no podemos dejar de entender y aplicar este mensaje y dejar que nuestros resentimientos, nuestra envidia y nuestros egoísmos queden sepultados en el baúl del olvido y den paso a la tolerancia, la paz y el perdón, todos valores que se desprenden del Evangelio del Señor, para de esta forma, parecernos siquiera, un poquito, al que tuvo la inmensa generosidad de darlo todo por nosotros, incluso su propia vida.

Y a nosotros, los mayores, no corresponde comunicar nuestra Fe con alegría a nuestros hijos; ellos son el futuro de nuestra Iglesia.

Gracias por vuestra paciencia y atención, y pido disculpas por los posibles errores cometidos.

Os envío un abrazo y deseo que vivamos todos una Semana Santa en toda su plenitud.

Buenas noches.

JUANI PÉREZ ROJAS

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