PREGÓN DE SEMANA SANTA 2002
Pregonero: D. José María Camacho Domínguez
Cortes de la Frontera , 22 de marzo de 2002
Estimado Reverendo, miembros de la Hermandad y vecinos:
En primer lugar quiero dar las gracias a la Hermandad de Jesús en su Pasión y María Santísima de los Dolores, que me ha elegido pregonero de la Semana Santa de Cortes de la Frontera 2002. Creo modestamente que no he hecho ningún mérito para ello, salvo haber nacido en este hermoso pueblo, mi pueblo, enclavado en uno de los parajes naturales más bellos de Andalucía.
Esa suerte tuve y esa suerte tengo, porque volver siempre me reconforta. Aquí permanecen mis raíces. Aquí hallo el feliz reencuentro con los que quiero. Aquí dejo y hallo siempre a muchos seres queridos. Aquí quedó y permanece suspendida en el recuerdo mi infancia, mi paisaje, las señales que me identifican y diferencian.
Cortes de la Frontera ha cambiado desde aquel Cortes de mi infancia. Ha experimentado durante los últimos años un importante auge económico y social, que le ha situado entre los municipios más destacados de la provincia de Málaga.
El mérito, que duda cabe, corresponde a las fuerzas vivas del pueblo que vienen remando en la misma dirección, y corresponde a todos y cada uno de los cortesanos, porque, qué es un pueblo sino la suma de todas las voluntades de la comunidad que lo integra.
Este salto cualitativo ha permitido situar al municipio en una posición favorable, mejorando la calidad de vida de sus habitantes y propiciando la permanencia de los más jóvenes y el crecimiento de la población.
No quedan tan lejos los años en que la falta de recursos obligaba a emigrar, a veces sin retorno, hacia entornos más prósperos. Emigración si opciones, que desangra a los pueblos y que hoy vivimos como receptores de ese gran flujo de emigrantes, de ese gran drama, que nuestro país recibe. Miles y miles de inmigrantes que, con el corazón desgarrado, vienen a la búsqueda de una vida mejor lejos de su entorno, de la tierra y la luz que les vio nacer.
Para luchar contra ese desgarro que supone dejar sin querer la tierra de tu vida, Cortes tiene que seguir luchando para crear nuevos y mejores recursos para la población, favoreciendo la creación de empleo, ofreciendo servicios educativos, sanitarios y sociales del máximo nivel, en una lucha que debe liderar su Ayuntamiento, expresión de la voluntad democrática de todos los cortesanos.
Y abogo, en estas fechas de recogimiento y de reflexión, por un pueblo cada vez más solidario y tolerante, respetuoso con los demás y consigo mismo, presto a tender la mano hacia los que menos tienen; respetuoso con el medio ambiente, con su historia, su patrimonio y sus tradiciones; comprometido con la vida y asumiendo un papel activo en el camino de la humanidad hacia un futuro mejor y más justo `para todos.
Y en este contexto de pueblo solidario y profundo, creo interpretar la expresión religiosa que en estos días vive mi pueblo. Creo que la Semana Santa es ante todo una fecha de reflexión de los creyentes, de recogimiento, de análisis inteligente y emocional de lo que significó el mensaje y la muerte de Cristo.
Son momentos de volver la vista hacia nuestro interior y buscar todo su significado dentro de nosotros mismos. Hombre fue, aunque Dios, y es desde su humanidad, desde donde nos llega el mensaje más profundo. Hombre fue, para que pudiésemos entenderlo mejor.
Creo que la manifestación exterior de esta religiosidad, las procesiones y actos de Semana Santa, son un ejercicio conjunto de recuerdo, de comunión entre todos los que comparten misma creencia, y de agradecimiento a la herencia recibida. Y creo que, vivida en toda su intensidad, la Semana Santa nos ayuda a abrirnos para que seamos cada vez mejores personas.
Es por eso, que el esfuerzo realizado por la Hermandad para lograr una Semana Santa cada vez más expresiva del sentir de sus convecinos merece el reconocimiento de todos, y todos debemos arrimar el hombro y apoyar la acción decidida de estos hombres y mujeres comprometidos en la mejora de la Semana Santa.
Nadie puede parar este avance porque en el mismo está comprometida una fuerza que no puedo por menos que resaltar aquí de forma singular: es la fuerza de la juventud cortesana, que se ha incorporado de forma activa a la Hermandad y se ha comprometido con las tareas de Gobierno, que ha sabido sacar a la Hermandad de sus momentos difíciles en los que ha estado en peligro la propia supervivencia de esta tradición de centenares de años.
Es esta juventud, su esfuerzo y su trabajo, lo que permiten que en la actualidad haya una cantera de costaleros que garantizan el futuro de la Semana Santa. Son las mujeres y los hombres de Cortes los que hacen hermoso cada uno de los momentos.
Gracias a este trabajo se han ido recuperando año tras año las señas de identidad de estas manifestaciones religiosas y dando mayor esplendor a los desfiles procesionales.
Vuelvo a mi infancia como quien se agacha a beber agua fresca en la fuente de “los cuatro chorros”, y en mi memoria encuentro la primera túnica de la que me acuerdo: es la túnica de mi padre, la que utilizaba para llevar a hombros el trono de la Virgen. Y cuando la encontraba por algún rincón de la casa, yo la cogía y me vestía de nazareno antes que mi madre la requisara de nuevo, porque la guardaba como oro en paño.
Y los desfiles procesionales junto a mi familia. La emoción de las gentes, el silencio solemne, la saeta, el dulce recuerdo de los huevos nevados y los dulces de pascua que elaboraba mi abuela, sin que faltasen nuca en la mesa las tortas de bacalao.
¿Y los olores?. Los de la Semana Santa y los otros.
Cortes tiene su propio aroma, Aquí aprendí a distinguir el tomillo y el romero, el hinojo y el laurel, merced a la sabiduría de mis tíos y primos, cortesanos ellos, que se esforzaban en ilustrarme sobre plantas y flores. Nunca lograron, sin embargo, que distinguiera los cardos de las tagarninas y a veces me parece aún escuchar las risas y chanzas de mi madre cuando volvía con el saco lleno de alguna hierba inservible.
De adulto ya, he seguido atentamente muchas Semanas Santas desde mi atalaya privilegiada de periodista. Celebraciones magníficas de grandiosa imaginería y majestuosos tronos, de multitudinarios encuentros, de magnificencia y gran belleza plástica, con momentos inolvidables de incontenible emotividad.
Pero es aquí , en la sencillez de mi pueblo, donde me identifico y me hallo, en esta gran manifestación de recuerdo de la Pasión y Muerte de Cristo, que recorre las sinuosas calles cortesanas y llena de emoción los corazones de mis paisanos.
Me congratula ver como las mujeres en Cortes participan a la par que los hombres, me alegra ver como se superan viejos usos al tiempo que se mantiene la esencia de la tradición. Me siento orgulloso de cómo la Hermandad de Jesús en su Pasión y María Santísima de los Dolores, y con ella los cortesanos, mantienen aquello que importa y se adaptan alegres a los tiempos, a los aires de tolerancia, libertad, igualdad, justicia, pluralismo político, superando todo lo que encorseta y oprime inútilmente el espíritu del ser humano.
El cofrade, la cofrade, vive de forma especialmente intensa estos momentos. Sabe guardar la debida compostura, el orden, la seriedad en las celebraciones. Son estas el momento cumbre del quehacer de todo un año trabajando no solo para que estos actos estén revestidos de la mayor solemnidad y brillantez, sino que a la vez colabora activamente en la acción social de la comunidad.
¿Qué momento puedo destacar de esta hermosa Semana Santa?
El Domingo de Ramos, alegre y festivo, que nos abre la puerta de la Pasión , o esa imagen de María Santísima de los Dolores que sobrecoge a los cortesanos con la hondura de su tristeza reflejada en la magnífica talla que el escultor e imaginero sevillano Antonio Illanes creó allá por 1939. El ondear de las túnicas moradas y capas blancas de los portadores. El silencio del pueblo.
O el encuentro de Jesús con su madre, en la Plaza de la Alameda , al compás de la banda de la Academia Municipal de Música, el aliento suspendido de los cortesanos esperando las tres caídas.
O el dramatismo de la procesión del Jueves Santo que ve a Jesús con la Cruz a cuestas por el laberinto de calles, acompañado por la Madre , llorado por San Juan y La Magdalena.
O el sobrecogedor silencio del Santo Entierro.
Cuantas bellas y emocionadas estampas pueden aprehender los sentidos en estos días de intensa emotividad.
La procesión del Resucitado nos devuelve de nuevo a la esperanza. Tras la Pasión y Muerte, la Resurrección y la Vida , la esperanza renovada en un mundo mejor.
Antes de terminar quiero recordar en nombre de la Hermandad alguna de las novedades de este año, como el nuevo bordado en oro sobre terciopelo de la Virgen realizado por Diego Gómez, quien ha traspasado con maestría los bordados del pecherín a otro nuevo y también los de la saya.
También quiero destacar la enorme ilusión que hay entre los miembros de la Hermandad por la construcción de la futura sede, que estará finalizada probablemente para la próxima Semana Santa para disfrute de todos nuestros hermanos y cofrades.
Reiterar por último mi agradecimiento a los que habéis confiado en mí para pregonar la Semana Santa de Cortes de la Frontera 2002 y alegrarme con vosotros porque una vez más tenemos ocasión de dar testimonio de nuestra fe y renovar nuestra esperanza en un mundo mejor para todos.
Muchas gracias.